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El cambio que quiero ver en el mundo

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empezar por uno mismo

Las elecciones generales

Han sido unos días tensos. Estas últimas elecciones han crispado los nervios. El contagio emocional era palpable; falta de paciencia, de empatía y escasas habilidades de comunicación. Las emociones se sucedían en oleadas a lo largo de las jornadas y la capacidad de muchos para regularlas y expresarlas de manera adecuada, brillaba por su ausencia.

Es en momentos delicados, cuando las personas se enfrentan a su Yo más impulsivo y con él, al reto de gestionarlo de una manera adecuada. El mundo que conocemos está cambiando a pasos agigantados, obligándonos constantemente a salir de aquello que conocemos, donde nos sentimos seguros. Son cambios que nos hacen replantearnos sistemas conocidos y que nos adentran en nuevos horizontes aún por descubrir. Estamos viviendo un momentos en el que se hace cada vez más necesario abrir la mente para tomar consciencia y responsabilidad sobre nuestro bienestar y el de nuestro contexto (familia, barrio, ciudad…); de nuestro mundo.

El miedo a lo distinto

A menudo, los cambios fuerzan a las personas a salir de la zona de confort, y es la resistencia a ellos lo que rompe el equilibrio tan ansiado por todos. Esa resistencia crea miedos, incertidumbre y potencia el malestar general de las personas. Desde ahí, es mucho más fácil actuar desde la rabia, la crítica y la queja. Cuando la resistencia al cambio es grande es mucho más fácil caer en la lamentación y la evitación, olvidando esa toma de consciencia de la que se hablaba antes y del compromiso hacia nosotros mismos y hacia nuestra comunidad. Llevadas por el piloto automático y sumergidas en el dolor de lo “no conocido”, las personas se olvidan de que son ellas quienes, a través de sus elecciones, construyen su realidad y su actitud ante lo que está por venir.

Una nueva mirada hacia lo desconocido

Es momento de reconocer que pensamientos, emociones, creencias y actitudes, entre otras, conforman nuestra realidad y que es fundamental hacernos cargo de ellas desde la consciencia y no desde la lucha y la resistencia.

Formular las preguntas adecuadas impulsa esa toma de consciencia que nos permite darnos cuenta de nuestra implicación en el problema. Preguntas que arrojen luz sobre aquellos aspectos que sí dependen de nosotros y que podemos detectar y cambiar.

Para ello, es imprescindible estar en contacto con aquello que nos mueve a actuar; ¿qué emociones están en la base de mi comportamiento? ¿Desde dónde actúo? ¿Es el miedo o la rabia las que me mueven? ¿Cuáles son los juicios o prejuicios que desenfocan lo realmente importante de la situación? Responder con honestidad es parte imprescindible en esta ecuación.

También es de suma importancia conocer cómo son aquellas habilidades que nos permiten estar en el mundo de una manera adecuada. ¿Somos asertivos?, es decir, ¿poseemos la capacidad de expresar necesidades, emociones y/o puntos de vista de una manera ajustada?

La forma de comunicarnos es crucial a la hora de hacernos entender y de comprender a los demás. La empatía, la escucha activa (la habilidad de escuchar no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, ideas o pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo), son habilidades imprescindibles en una comunicación eficaz y exitosa.

De nuevo se hace necesario tomar consciencia sobre el estilo comunicativo que cada persona utiliza en sus relaciones. ¿Cómo es la comunicación en momentos de estrés? ¿Hay agresividad en la palabras? ¿Se expresa o se evita aquello importante para la persona?

Podemos encontrar 4 estilos comunicativos que se dan frecuentemente en las personas: “agresivo”, “pasivo”,pasivo-agresivo”, “asertivo”. El estilo pasivo se caracteriza por no expresar aquello que se considera necesario y el pasivo-agresivo, se considera un “ no decir, diciendo”, se suelen utilizar en esta clase el sarcasmo y la ironía. El estilo de comunicación asertivo es maduro y consciente y no solo tiene en cuenta necesidades y emociones propias, sino también las del otro.

Estos y muchos otros aspectos serán de gran ayuda en las diferentes tomas de consciencia que hagamos a lo largo de la vida.

En conclusión

Dar cuenta de que el lamento y la queja no resuelven nada y de que nos hacen volver una y otra vez al mismo conflicto, es el punto de partida hacia un camino de exploración y autoconocimiento. Rumiar una y otra vez sobre el mismo problema no hace que cambiemos nuestra actitud, solo consigue que sigamos repitiendo incesantemente viejos patrones de comportamiento que nos limitan desde hace tiempo.

Estar dispuestos a soltar lo conocido y seguro en busca de nuevas maneras de ser y de estar en el mundo y aprender a sostener el malestar adaptativo que esto provoca, es paso decisivo en un camino de aprendizaje y de bienestar personal.

Ya no sirve buscar culpables contra quien descargar el malestar y la frustración personal. Es un buen momento para tomar responsabilidad sobre nuestros actos y decisiones y crear en nosotros el cambio que nos gustaría ver en el mundo.

10 tipos de distorsiones cognitivas que todos cometemos

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distorsiones cognitivas

¿Qué son las distorsiones cognitivas?

Las distorsiones cognitivas o errores cognitivos son mecanismos de defensa que establecemos para lidiar con las diferentes situaciones que vivimos y que sentimos que no controlamos. Sin embargo, si utilizamos este mecanismo de defensa de forma constante e interpretamos la realidad de una manera distorsionada, el efecto que obtendremos será negativo, ya que se generará más estrés y ansiedad en el día a día y disminuiremos nuestra autoestima, ya que interpretaremos que el mundo que nos rodea y nosotros mismos de una forma negativa e irreal.

distorsiones cognitivas

Tipos de distorsiones cognitivas

A continuación vamos a ver 10 errores o distorsiones cognitivas más frecuentes con sus respectivos ejemplos para poder entenderlas.

Personalización:

Ocurre cuando creemos que todo lo que la gente dice o hace está relacionado con nosotros mismos. Por ejemplo: Todos parecen que están enfadados, seguro que he hecho algo mal.

Sobregeneralización:

Tiene lugar cuando a partir de un caso aislado, generalizamos una respuesta y esa explica todas las situaciones de nuestra vida. Por ejemplo: Mi amiga Marina no me ha llamado para quedar, eso es porque no le importo a nadie.

Sesgo confirmatorio:

Se trata de observar e interpretar la realidad (lo que la gente hace o dice, o lo que pasa a nuestro alrededor) de manera que confirme nuestras creencias u opiniones previas ante una experiencia, situación o persona. Por ejemplo: Se me ha olvidado la mochila en casa, ves, porque soy un desastre.

Error del adivino o adivinar el futuro:

Ocurre cuando creemos que un pensamiento que tenemos acerca del futuro es confirmatorio y veraz de lo que realmente va a ocurrir. Por ejemplo: Hoy no voy a hacer el viaje en coche que tenía organizado, porque está lloviendo mucho y estoy seguro de que voy a tener un accidente.

Interferencia arbitraria:

Consiste en generar conclusiones de una manera rápida e impulsiva, generalizándola a experiencias, personas o situaciones parecidas. Por ejemplo: Ese tío me ha mirado mal, todos los hombres son iguales, no hay que fiarse.

Abstracción selectiva:

Centrarse sólo en los aspectos negativos de una situación o experiencia, omitiendo los positivos. Esto se generaliza al resto de elementos o situaciones y se hace una valoración general en función de éstos. Por ejemplo: Se me ha quemado el bizcocho, no cocino nada bien.

Lectura del pensamiento:

Consiste en tener la certeza de que se sabe la intención o la opinión de la otra persona, sin tener que preguntarlos o esperar a saber los motivos de lo que ha pasado. Por ejemplo: Fran me ha hecho esto porque piensa que vamos a cortar.

Falacia de la recompensa divina:

Consiste en creer que el futuro ya está escrito y que las situaciones se resolverán de una forma pasiva o las personas serán puestas en su lugar, sin hacer nada de forma activa para solucionarlo. Por ejemplo: Me ha molestado lo que me ha hecho mi amiga Marta, pero no se lo voy a decir, ya se lo devolverá el karma de alguna manera.

Pensamiento dicotómico:

Se trata en una predisposición a clasificar toda situación, experiencia o persona en buena o mala, sin visualizar los diferentes matices de la realidad que observamos. Por ejemplo: Si no apruebo el examen práctico del coche, no voy a poder ser conductor nunca.

Catastrofización:

Ocurre cuando se evalúa las situaciones, personas o experiencias con el peor resultado que se pueda esperar, es decir, nos ponemos en lo peor antes incluso de que ocurran los acontecimientos. Por ejemplo: El examen de mañana estoy seguro de que lo suspenderé.

Ira y otras emociones relacionadas

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ira psicologos malaga

En este artículo veremos más detenidamente la emoción básica de ira y otras emociones o expresiones relacionadas con ella, como la agresividad, hostilidad y la competitividad.

¿De qué hablamos cuando hablamos de ira, agresividad, hostilidad y competitividad?

La ira es una emoción básica o primaria negativa que interrumpe la acción que se está realizando, provocando agitación y desencadena una expresión negativa en su entorno cercano. Se trata de un sentimiento subjetivo que varía en duración, intensidad y frecuencia, y se vive como una sensación desagradable. Existen diferentes matices dentro del nombre de ira: irritación, resentimiento, furia, enojo, rabia, enfado, y reproche. En ocasiones se trata de una emoción adaptativa, ya que nos permite movilizarnos para llevara a cabo reacciones autodefensivas que ayudan a regular las conductas interpersonales y sociales para con los demás. La ira provoca impulsividad y energía, y produce la necesidad de actuar de manera impulsiva. La ira provoca un estado de obnubilación en el que se dificulta tener pensamientos claros y objetivos. Es importante aprender a canalizar la ira y sus emociones relacionadas, y no manifestarlas sin control ni guardarlas.

La hostilidad es una emoción secundaria negativa sometida a una cognición relacionada con la ira. La hostilidad implica la transmisión de resentimiento hacia una persona o varias. Puede manifestarse de una forma muy sutil.La hostilidad nace de un núcleo de actitudes y creencias negativas hacia los demás y facilita respuestas motoras o verbales agresivas. La hostilidad puede ser duradera y mantenida durante un largo tiempo, y puede llegar a desarrollar rencor y violencia hacia una persona o hacia un grupo de éstas.

La agresividad es la conducta manifiesta como resultado de la ira y de la hostilidad. Se trata de una expresión de la ira y se manifiesta como un impulso para atacar.

La competitividad se suele presentar junto a la ansiedad y a la hostilidad. Se trata de una actitud hacia uno mismo y hacia los demás. La competitividad a veces se produce como consecuencia del miedo al fracaso personal o como consecuencia a la propia comparación con los demás. Es una expresión bastante frecuente en el patrón de personalidad de tipo A.

Ira agresividad competitividad hostilidad

¿En qué situaciones se producen las emociones de ira y hostilidad?

  • Cuando alguien coacciona el propio comportamiento
  • Ante ataques de otras personas
  • En situaciones que sentimos indignación por algo que ha ocurrido
  • Cuando se vulneran nuestros propios derechos o los de los demás
  • Ante situaciones que valoramos como injustas
  • Ante situaciones que atentan la propia libertad y la de otras personas

¿Cómo reacciona el cuerpo con la ira y la hostilidad?

  • Aumenta la frecuencia respiratoria
  • Se eleva la tensión muscular general
  • Se eleva la conductancia de la piel y la vasoconstricción
  • Aumenta la fuerza de contracción del corazón y la salida cardiaca.
  • Se eleva la presión arterial (diastólica y sistólica), y la frecuencia cardiaca
  • Se intensifica la reactividad cardiovascular
  • Activa el Sistema Nervioso Autónomo y el Sistema Somático
  • Se eleva la producción de noradrenalina y adrenalina
  • Se produce un desgaste del sistema cardiovascular (a largo plazo): hipertensión arterial, cardiopatía isquémica y aterosclerosis.
  • Se desgasta el organismo y se acumula tensión.

El mal afrontamiento de la ira, la hostilidad y otras emociones negativas repercute de forma perjudicial en nuestro organismo, provocando un desgaste generalizado, y sobre todo del corazón. El patrón de conducta tipo A tiene un modo agresivo y tenso de afrontamiento de las dificultades, por lo que es importante que sea capaz de gestionar estas emociones para que no repercuta de forma negativa en su cuerpo.

 

¿Qué debemos hacer ante la ira y la hostilidad?

  • Tenemos que intentar no eliminarlas, ni suprimirlas ni reprimirlas, ya que son emociones adaptativas que debemos reconocer, aceptar y canalizar de la forma correcta.
  • Podemos aprender a controlar los aspectos relacionados con la expresión de la ira y la hostilidad. Busca a un psicólogo que te ayude a aprender a controlar la ira y la hostilidad con técnicas de autocontrol emocional, reestructuración cognitiva, discurso socrático, técnicas de relajación, racionalización de la situación desencadenante, técnicas de control estimular, técnicas de comunicación asertiva, técnicas de generación de la empatía (cambio de perspectiva), resolución de conflictos, técnicas de afrontamiento, autoanálisis (evaluar la situación, las conductas y las verbalizaciones: ¿qué conducta, gesto o palabras nos ha hecho saltar?, ¿se podría haber evitado con alguna conducta asertiva?…

El apego en los niños

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¿Qué es el apego?

El apego se trata de un vínculo afectivo primario que implica sentimientos que se refieren a la figura de apego y a sí mismo. El apego en los niños resulta un elemento fundamental en su desarrollo físico, personal, emocional y social. El apego se establece en los bebés en el primer año de vida con uno de sus cuidadores o con varios. Las figuras de apego para los niños son las personas que más influyen en la sociabilización de los mismos. A través del apego se cubre la necesidad de seguridad emocional, y por tanto a posteriori de seguridad personal en uno mismo. En las relaciones de apego se empiezan a formar la autoestima, fundamental durante toda la vida. Cuanto mejor se vincule el niño a los padres o a otras figuras de apego, más probable es que se vincule a otras personas a lo largo de su desarrollo. La capacidad de establecer vínculos de apego nuevos se mantiene abierta a lo largo de toda la vida, por ejemplo en las relaciones de pareja.

psicologia apego niños

Una adecuada relación con las figuras de apego conlleva:

  • Sentimientos de seguridad emocional, por ejemplo aceptación, afecto, estima, aceptación y cuidados
  • Conductas que tratan de guardar proximidad física
  • tener un contacto privilegiado con las figuras de apego
  • Un modelo mental que se caracteriza por la creencia en que las figuras de apego están disponibles de forma incondicional cuando se las necesita.

Las funciones de apego

El apego tiene una función adaptativa para el niño y para los progenitores.

  • Favorecer la supervivencia de la especie, manteniendo cercanos y en contacto a los progenitores (o a las personas que hagan esta función) y a los hijos. Esta función permite que cuando los niños adquieren la capacidad de locomoción que les permitirá alejarse de los progenitores (alrededor de los 9-12 meses), se mantengan cerca.
  • Buscar la seguridad en la presencia con las figuras de apego. Las figuras de apego funcionan como una base de seguridad a partir de la cual se explora el ambiente, y se interactúa con otras personas y se supera el miedo.

Tipos de apego

La mayoría de los niños establecen diferentes vínculos con sus figuras de apego, pero estos varían en calidad. El patrón de apego es el conjunto de características de la relación de apego que permanecen estables a lo largo de la vida.

La evaluación de la calidad del vínculo en los dos primeros años de vida, se basa en los criterios de ansiedad por la separación de la figura de apego, la reacción del niño en el reencuentro con la figura de apego, la utilización de la figura de apego como base de exploración y la reacción e interacción del niño con un extraño. Según Ainsworth, psicólogo que dedicó su vida al estudio del apego, existen tres patrones básicos.

  • Apego seguro.

Corresponde al 65-70 % de los niños. Los niños con apego seguro en presencia de la figura de apego exploran de forma activa el entorno, y en su ausencia la exploración decae y existe angustia por la separación. Cuando la figura de apego vuelve, se consuela y reconforta fácilmente, y recuperan la exploración.

  • Apego ansioso ambivalente.

Corresponde al 10-15 % de los niños con un año de edad. En presencia de la figura de apego, la exploración es baja o casi nula, no se aleja de la misma. En su ausencia la ansiedad es muy intensa, en el reencuentro se muestran ambivalentes, procurando mantener la proximidad y mostrando oposición, y no se consuela fácilmente. Son niños que manifiestan claramente su inseguridad en las relaciones de apego.

  • Apego evitativo.

Corresponde al 20% de los niños con un año de edad. Se muestran pasivos o indiferentes, manifiestan nula o escasa ansiedad ante la separación y evitan el contacto cuando la figura de apego vuelve. En situaciones en las que se tendría que activar el sistema de apego, muestran una marcada ausencia de ansiedad y de conductas de apego. Son niños que tienen inseguridad en el apego, pero que han aprendido a no protestar abiertamente y a ocultar sus sentimientos porque no pueden esperar una ayuda adecuada de las figuras de apego.

Algunos autores contempla un cuarto tipo de apego, el apego ansioso-desorganizado. Este tipo de apego se trata de una combinación de los patrones ambivalente y evitativo. Los niños se muestran desorientados, se aproximan a la figura de apego con evitación de la mirada. Ante el extraño se asustan y se alejan de la madre. En el reencuentro con la figura de apego pueden mostrar búsqueda de proximidad y contacto o repentinamente, evitar y huir de la interacción, muestran expresiones y motivaciones incompletos, conductas estereotipadas y paralización.

¿Qué es la autoestima?

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autoestima sintomas y consejos

La autoestima es el conjunto de creencias, pensamientos y autovaloraciones sobre nosotros, que hemos ido construyendo a partir de nuestras experiencias. La autoestima, se podría decir que es la forma en la que nos juzgamos y evaluamos a nosotros mismos. Consiste en cómo nos sentimos con lo que somos actualmente. Este constructo no depende de lo que sabemos o de lo que somos, sino de lo que nos aceptamos a nosotros mismos. Tener una autoestima sólida nos permite aceptar nuestras debilidades y fortalezas.

La autoestima tiene muchas funciones psicológicas necesarias en nuestro día a día:

  • Protección ante el miedo y la incertidumbre.
  • Motivación a cumplir las metas que nos propongamos.
  • Satisfacción de la necesidad de sentirse bien con uno mismo.
  • Reducción del impacto de los rechazos y problemas.
  • autoestima sintomas y consejos

¿Se nace con baja autoestima, autoestima sólida o alta autoestima?

No, la autoestima evoluciona a medida que vamos viviendo nuevas experiencias. Los eventos o situaciones que tienen mayor influencia en la construcción de la autoestima suelen ser las experiencias de la infancia y de la adolescencia, como la forma en la que nos trataron nuestros padres, amigos o profesores:

  • Si mostraban indiferencia, en vez de afecto.
  • Si ignoraban las ideas y opiniones, en vez de escucharlas.
  • Si abusaban de forma física o psicológica, en vez de respetar.
  • Si culpabilizaban cuando se fracasaba, en vez de aceptar los fracasos y los errores como parte del aprendizaje.
  • Si exigían más, en vez de reconocer el esfuerzo.

Durante la infancia y adolescencia recibimos muchas opiniones sobre nosotros mismos, negativas y positivas, pero en ocasiones prevalecen las negativas. Los problemas de autoestima se desarrollan durante la infancia y sus causas son distintas en cada caso. Al formarse durante esta etapa, la falta de autoestima ha sido construida desde la perspectiva de un niño, y estará seguramente sesgada ya que un niño no puede entender o procesar lo que está pasando bien.

¿Qué le pasa a una persona con baja autoestima?

  • Se siente inferior a los demás
  • Le cuesta tomar decisiones solo/a
  • Necesita de la aprobación de os demás, porque con su propio criterio no se siente seguro/a.
  • Sienten envidia cuando los demás consiguen algo.
  • Son perfeccionistas, y les cuesta valorar los pequeños y grandes logros.
  • No expresa sus opiniones e ideas ante otros
  • Siente ansiedad y/o tristeza de forma habitual
  • En ocasiones evita relacionarse con los demás, porque tiende a compararse mucho con los demás.
  • No se siente atractivo
  • Se culpa mucho de los errores del pasado
  • No cree que haya características especiales en sí mismo, ni que los demás puedan verlas.
  • Evita cualquier situación en la que se pueda fracasar, por lo que en ocasiones no prueban cosas nuevas o no se enfrentan a nuevos retos.
  • Se desmotiva con facilidad y le cuesta terminar lo que empieza.

Consejos para mejorar tu autoestima

  1. Antes de enfrentarte a un reto, haz un listado de valores positivos que tengas y escoge uno. Durante un par de minutos repasa por qué ese valor elegido es importante para el día a día y para ti. También te ayudará a reducir la ansiedad del momento.
  2. Cuando haya algo que no te sientas capaz de hacer, exponte a ello, no lo evites. Intenta ese reto aunque sepas que lo más probable es que fracases. No hacer nada o huir de ese reto tiene consecuencias muy negativas en nuestra autoestima. Cuando sentimos una amenaza, nuestro instinto intenta buscar vías de escape para reducir la ansiedad de manera inmediata. Al hacerlo sentimos una sensación de alivio inmediata y nuestros niveles de ansiedad se reducen en gran medida. Sin embargo, a medio y largo plazo, huir no es una buena opción, ya que retroalimenta el circulo de la baja autoestima porque no has sido capaz de enfrentarte a algo que deberías de haber hecho, y eso no permitirá que estés orgulloso de cómo has actuado en esa situación. Al contrario de lo que se piensa la autoestima no depende del resultado de nuestras acciones, sino de que se lleguen a realizar y de que nos lleguemos a enfrentar.
  3. Somete tus autoverbalizaciones y tus creencias a juicio. Pregúntate tres veces el por qué de tus creencias o autoverbalizaciones más frecuentes en tu día a día. Así encontraremos varios orígenes de nuestra baja autoestima. Pongamos el ejemplo de una persona que le da miedo conocer a gente nueva porque su creencia negativa de sí mismo es que es una persona aburrida y poco interesante. Encontrando el origen de esta manera, trabajaremos las autoverbalizaciones y las creencias profundas con nuestro psicólogo:
  • ¿Por qué tengo miedo a conocer gente nueva? Porque pienso que no me harán caso
  • ¿Por qué creo que no me harán caso? Porque soy aburrido y no soy una persona interesante
  • ¿Por que creo que soy aburrido y que no soy interesante? Porque de pequeño me decían que nunca hablaba con los demás y que me quedaba en blanco.

El trastorno histriónico de la personalidad

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trastorno histrionico de la personalidad

El trastorno histriónico de la personalidad es un trastorno de la personalidad caracterizado por mostrar mucha preocupación por la apariencia y la atención que recibe por parte de otros. Suele empezar al principio de la edad adulta. Las tasas de prevalencia en la población general son de 2-3%, y de un 10-15% entre pacientes que son atendidos en centros de salud mental de forma ambulatoria. En los últimos estudios no se han encontrado diferencias entre hombres y mujeres, aunque tradicionalmente se asume que es más frecuente en el sexo femenino.

Características principales del trastorno histriónico

Estas personas pasan mucho tiempo aparentando mostrarse como atractivos ante otras personas y reclamando atención. Sus deseos por mostrarse atractivos les lleva en ocasiones a comportarse de una manera inapropiadamente seductora, a vestirse de forma provocativa y a tener comportamientos de coqueteo. Sus deseos de atención les pueden llevar a mostrar un aspecto dramático de ellos mismos y a realizar conductas llamativas ante los demás. Estas características denotan en la mayoría de los casos una inseguridad subyacente en otros roles diferentes al de ser la persona llamativa o atractiva de un grupo. Parecen personas desesperadas por atraer atención y afecto por parte de los demás, sin embargo causan una impresión en los demás de que sus deseos de afecto son manipuladores y superficiales.

trastorno histrionico de la personalidad

Cómo son las personas histriónicas en su día a día

  • Muestran inestabilidad emocional y una expresión emocional intensa y cambiante: sufren cambios repentinos de emociones y sus sentimientos y afectos son lábiles y superficiales
  • Manifiestan sus emociones y sentimientos en términos exagerados y dramáticos (demostraciones afectivas con personas que conoce hace poco tiempo, llantos incontrolados por cuestiones no muy relevantes o importantes).
  • Se encuentran en constante búsqueda de atención constante: la persona se siente incómoda cuando no es el centro de atención de otras personas
  • La interacción con los demás está caracterizada por un comportamiento sexualmente seductor y provocador.
  • Emplean el aspecto físico para atraer la atención sobre ellos mismos.
  • Son personas sugestionables, y se dejan influenciar fácilmente por los demás y por las circunstancias.
  • Interpretan muchas veces que sus relaciones con los demás son más intimas de lo que son en realidad.
  • Presentan un comportamiento manipulador
  • Tienen una forma de hablar muy subjetiva, impresionista y sin matices.
  • Hacen descripciones exageradas de las situaciones y de los demás
  • Les cuesta hacer análisis críticos y razonados de las situaciones
  • Se presentan muy vulnerables a presentar trastornos del estado de ánimo (depresión mayor y distimia), trastornos de ansiedad (miedos de separación y abandono), trastornos somatomorfes y de conversión, y síntomas psicosomáticos (dolores de cabeza o musculares de origen psicológico)
  • En ocasiones presentan intentos suicidas o parasuicidas, como llamadas de atención y como forma de manipular a las personas más cercanas.
  • Presentan muchos problemas en las relaciones interpersonales: sienten mucho miedo de que las personas les abandonen, se muestran superficiales en sus relaciones afectivas, se aburren con sus amigos o compañeros habituales y con frecuencia buscan relaciones sociales más excitantes, que en ocasiones pueden llegar a ser peligrosas.

Subtipos de trastornos histriónicos de la personalidad

Autores como Turner defiende que existen 3 subgrupos de pacientes con trastornos histriónicos de la personalidad:

  1. Un primer grupo con comportamiento seductor, centrado en uno mismo y con mucha preocupación por el propio atractivo físico.
  2. Un segundo grupo con inestabilidad emocional, y que muestra emociones cambiantes, lábiles y exageradas.
  3. Un tercer grupo con excesiva necesidad de aceptación y atención, con un lenguaje de emociones muy exageradas.

La dislexia

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dislexia niños

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que afecta a la comprensión oral y escrita del lenguaje. La dislexia es la dificultad en la lectura y el aprendizaje más frecuente, constituye el 80% de los diagnósticos de trastornos relacionados con el aprendizaje. Se trata de una dificultad que se muestra en el aprendizaje del código fonológico.

Afecta al aprendizaje de la lectura y se ven dificultades en la precisión y en la velocidad lectora, pero también se manifiesta en la escritura, presentando muchos errores de ortografía. La prevalencia de la dislexia está en torno a un 2-8% de los niños en etapa escolar. Se trata de un factor de abandono frecuente de la educación básica. Es más frecuente en varones que en mujeres y es habitual que se cuenten con antecedentes familiares.

Causas de la dislexia

La dislexia suele ser congénita y se basa en anormalidades neurológicas, ya que utilizan diferentes partes del cerebro que los niños sin dislexia.

A veces es frecuente el hecho de que los niños con dislexia hayan tenido antecedentes de trastornos en el desarrollo del habla y lenguaje anteriormente.

Los niños con escasa conciencia fonológica no son capaces de manipular y distinguir los sonidos de las sílabas o palabras cuando las escuchan.

dislexia niños

Características de la dislexia

Además los niños que presentan dislexia pueden llegar a tener problemas de atención y de impulsividad. La dislexia también se suele acompañar de déficits en la memoria de trabajo, en el conocimiento sintáctico, en la velocidad de procesamiento y en la comprensión lectora. En ocasiones por las dificultades en la comprensión lectora, los niños no aprenden o retienen lo que leen y comprenden los textos desde una interpretación literal, por lo que les es difícil sacar conclusiones y realizar inferencias del mismo.

La dislexia suele asociarse al trastorno de la expresión escrita y del cálculo, y es poco frecuente encontrar estos trastornos sin la presencia del diagnóstico de dislexia.

La dislexia conlleva en ocasiones fracaso escolar, problemas de adaptación con los iguales, problemas de conducta y emocionales. La dislexia puede ser causada por una combinación de déficits en el procesamiento auditivo, fonológico y/o visual.

Los niños con dislexia se esfuerzan y centran su atención en operaciones cognitivas más mecánicas de la lectura, como por ejemplo la decodificación de letras y de palabras. Esto les limita, ya que no pueden dedicar tantos recursos cognitivos a la lectura comprensiva, que se exige en el colegio.

También suelen conllevar:

  • Problema en la lateralidad.
  • Alteraciones en las nociones temporales y espaciales.
  • Confusión de palabras con pronunciación parecida.
  • Dificultades para pronunciar o articular palabras
  • Trasposición de letras, y cambio del orden e inversión de números.
  • Lectura con muchos errores y laboriosa.
  • Dificultades en la concentración durante la lectura y la escritura.
  • Dificultades para seguir instrucciones y aprender nuevas rutinas.
  • Dificultades en el equilibrio.
  • Problemas con la memoria de trabajo.
  • Dificultades en las actividades matemáticas
  • Dificultad para organizar sus propios pensamientos.
  • Problemas para mantener el foco de atención.
  • Dificultades en el habla (menos frecuente.

Consecuencias

Algunos de los daños colaterales de la dislexia que pueden tener lugar son:

  • Desinterés en actividades académicas y en el estudio.
  • Calificaciones bajas en el colegio.
  • El entorno lo califica con retraso evolutivo o que es un vago.
  • Baja autoestima o bajo estado de ánimo.
  • Creencia de que tienen falta de inteligencia en comparación con sus iguales.

¿Hambre real o hambre emocional?

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A veces comemos sin tener hambre real, solo por reducir la ansiedad, el aburrimiento o la tristeza, es lo que se conoce como hambre emocional. Los azúcares y las grasas se relacionan con los circuitos de recompensa del cerebro y por eso suelen ser la comida de elección en momentos en los que la persona se está enfrentando emociones negativas (ansiedad, tristeza, soledad, aburrimiento, ira, culpa…).

Diferencia entre hambre y apetito, y su relación con el hambre emocional

El hambre y el apetito son dos cosas diferentes. El hambre es la necesidad física y real de comer. El apetito es el deseo por comer. Lo ideal sería que el hambre y el apetito estuvieran conectados, que cuando tengamos la necesidad de comer también queramos comer.

Sin embargo, lo que ocurre en muchas ocasiones es que queremos comer (el deseo por comer, por antojo de algún alimento concreto), pero en verdad no tenemos la necesidad física de comer. El hambre emocional activa el apetito (deseo por comer, pero no la necesidad física por hacerlo) para poder saciar el circuito de recompensa que se ha visto afectado por la emoción negativa en cuestión (tristeza, aburrimiento, ansiedad…).

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En estos casos, la comida sería nuestro objeto para autorregularnos y regular nuestras emociones positivas (a veces nos premiamos por haber hecho algo bien a través de la comida) y las negativas (para encontrarnos mejor en ese momento de tristeza o de soledad). Las consecuencia de autorregularnos a través de la comida son el aumento de peso, la obesidad, los problemas de salud, y obviamente no tener una relación sana con la propia comida.

Los antojos

Los antojos son la consecuencia de las jugarretas del cerebro y se producen como una respuesta ante la ansiedad. El cerebro nos obliga a buscar dosis de azúcar o grasas de forma rápida para saciar el estrés que está teniendo lugar en ese momento. El cerebro busca energía de forma rápida (normalmente a través de azúcar o grasas) y busca una mayor estimulación a través de la comida (normalmente a través de los sabores salados). Los azúcares y las grasas se relacionan con los circuitos de recompensa del cerebro y por eso suelen ser la comida de elección en momentos en los que la persona se está enfrentando emociones negativas (ansiedad, tristeza…).

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Se ha demostrado a través de diversas investigaciones que las personas, que comieron de forma saludable durante 6 meses, después tenían una respuesta menos intensa a la comida basura, y presentaban un mayor deseo por la comida saludable.

Se realizó otro estudio sobre los antojos, en el que se exponía a los participantes a olores de comida rápida, que la gente suele elegir como antojo, como las galletas o la pizza. El estudio demostró que los participantes a los cuales se les exponía 30 segundos a estos olores de comida con grasas o azúcares tenían más probabilidades de elegir luego esa comida. Sin embargo, a los que se les expuso más de 2 minutos a este olor, eligieron más la comida saludable (fresas, manzanas…).

¿Qué podemos hacer ante el hambre emocional?

Cada vez que vayamos a la nevera a picotear o comer algo, podemos hacernos esta pregunta: ¿es hambre real (necesidad física y real de comer) o es hambre emocional (deseo emocional de reducir la emoción negativa sin una necesidad física real)?. Un pequeño truco para poder identificar si es hambre real o emocional, es imaginarnos que si nos pusieran una ensalada o un plato de verduras (o cualquier otra comida saludable) nos lo comeríamos. Si no nos comeríamos ese alimento saludable, no tendríamos hambre real, si no hambre emocional, seguramente nos apetecería un alimento concreto, generalmente grasas o azúcares, como el chocolate, bollo, pizza, helado, bocadillo, pasta, hamburguesa…

Haciéndonos esta pregunta, identificaremos cada vez más fácil y más rápido estas situaciones para ser más conscientes de lo que comemos en cada momento y por qué lo hacemos. En ese momento haremos consciente nuestro impulso por comer y podremos regularlo de otra manera, reduciendo así la emoción negativa de otra manera que no sea a través de la comida. Podemos realizar en esos momentos técnicas de relajación, actividades relajantes, actividades placenteras… que nos ayuden a regular esas emociones negativas. Si crees que necesitan ayuda en este proceso de regulación emocional no dudes en pedir ayuda a un psicólogo sanitario.

Los estilos educativos

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Los padres son los modelos más importantes de referencia para los hijos. La falta de responsabilidad y de apoyo por parte de los padres hacia los hijos producen graves consecuencias en el desarrollo equilibrado durante la infancia y la adolescencia. Existen diferentes tipos de estilos educativos: democrático, autoritario y permisivo o negligente.

El estilo democrático

El estilo democrático es el estilo educativo parental que tiene las siguientes características:

  • Tienen calor afectivo hacia sus hijos y manifiestan su cariño a través de acciones y verbalizaciones.
  • Los padres se muestran sensibles y atentos a las necesidades de los hijos.
  • Refuerzan de manera positiva la conducta de los hijos que los padres desean, y alaban y reconocen los méritos de sus hijos.
  • Facilitan la comunicación abierta y el intercambio entre los miembros de la familia.
  • Emplean técnicas punitivas razonadas, como las reprimendas y las privaciones.
  • Explican y razonan con sus hijos lo que ocurre, adaptando siempre las explicaciones a la edad de los mismos.

Las consecuencias sobre los hijos de padres con estilo democrático

  • Desarrollo de las competencias y habilidades sociales.
  • Capacidad de autocontrol y autorregulación emocional.
  • Motivación e iniciativa para la realización de conductas.
  • Autoestima adecuada
  • Moral autónoma (hacen acciones positivas por su propia motivación)
  • Espontaneidad
  • Buena inteligencia emocional
  • Autoconcepto y autoimagen realista
  • Responsabilidad y establecimiento de compromisos personales.
  • Realización de conductas prosociales.
  • Menor intensidad y frecuencia de los conflictos entre padres e hijos

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Estilo autoritario

El estilo autoritario es el estilo educativo parental que tiene las siguientes características:

  • Imposición de normas rígidas, estrictas y minuciosas.
  • Se utilizan mucho los castigos, y no se refuerza positivamente ni se alaba los méritos de los hijos.
  • Se facilita una comunicación unidireccional o cerrada, y en muchas ocasiones no se dialoga algunos temas.
  • Se impone el poder por parte de los padres.
  • Clima familiar inflexible y autocrático.

Las consecuencias sobre los hijos de padres con estilo autoritario

  • Conductas agresivas e impulsivas.
  • Pocas habilidades sociales
  • Poca autonomía personal y baja creatividad
  • Baja autoconfianza y baja autoestima
  • Moral heterónoma (hacen conductas positivas para evitar castigos, no por la motivación de hacer acciones buenas)
  • Menos espontaneidad en las acciones

El estilo negligente o permisivo

El estilo negligente o permisivo es el estilo educativo que presenta las siguientes características:

  • Los padres acceden de forma fácil a los deseos que expresan los hijos.
  • Atienden de forma rápida las necesidades de los hijos.
  • Muestran indiferencia ante las conductas positivas o negativas de los hijos.
  • Establecen reglas flexibles y se evita la imposición de restricciones rígidas
  • Poco uso de los castigos y toleran los impulsos de los hijos.
  • Clima familiar de pasividad y permisividad.
  • Evitación de la afirmación de las figuras de autoridad del sistema familiar.

Las consecuencias sobre los hijos con padres de estilo negligente o permisivo

  • Pocos logros escolares.
  • Baja autoestima y bajos niveles en autoconfianza
  • Bajos niveles de autorresponsabilidad y autocontrol
  • Inestabilidad emocional
  • Pocas habilidades sociales
  • Bajos niveles de motivación
  • Poco respeto a las normas
  • Formación de un autoconcepto negativo

Problemas de control de impulsos

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trastorno impulsivo

¿Cómo saber si soy impulsivo?

Si te identificas con algunas de estas situaciones, es probable que tengas un problema de autocontrol:

  • Sientes una tensión interior creciente que te provoca un malestar emocional y te impulsa a poner en práctica ciertos comportamientos, aunque sabes que son dañinos.
  • No logras controlar tu conducta, sigues repitiendo ese patrón a pesar de que eres consciente de que no tiene sentido o que es perjudicial para ti y/o quienes te rodean.
  • Experimentas a menudo sentimientos de culpa, vergüenza y remordimientos después de haber sucumbido a tus impulsos.
  • Sueles actuar de manera impulsiva, sin reflexionar sobre las consecuencias de tus decisiones, actitudes y/o comportamientos.
  • Tienes la tendencia a buscar la gratificación inmediata, a sabiendas de que ese comportamiento puede ir en contra de tus planes e intereses futuros.

La clave radica en que el mecanismo que se encuentra en la base de la falta de autocontrol se autoalimenta; es decir, que tiene la forma de un círculo vicioso: Cuando experimentas una tensión interior creciente que te hace sentir mal, inmediatamente sientes el impulso de realizar el comportamiento que te ayudará a liberarte, al menos momentáneamente, de esa ansiedad. Luego, cuando reflexionas, te sientes culpable y te recriminas. De esta manera generas nuevamente un estado de estrés y ansiedad que consolida el círculo vicioso

Tipos de trastornos de control de impulsos

Estos son algunos de los más comunes dentro de los denominados trastornos de control de impulsos.

  • Trastorno explosivo intermitente. Se producen episodios de falta de autocontrol que se manifiestan con ataques de ira desproporcionados respecto a la provocación, berrinches y/o disputas verbales. Acto seguido, la persona se arrepiente de sus actos o se recrimina por haber perdido el control.
  • Compra compulsiva. Es el impulso irresistible por comprar, aunque la persona no necesite esos productos, a veces, también por internet.
  • Cleptomanía. Es el impulso irresistible de robar objetos, aunque no tengan valor. El robo no es premeditado, la persona simplemente ve el objeto y siente el deseo de tomarlo.
  • Piromanía. Es el impulso de provocar incendios por placer.
  • Ludopatía. Es una conducta de juego recurrente. La persona experimenta una urgencia incontrolable por jugar y apostar, no puede evitarlo aunque sepa que ese comportamiento le está causando daño.
  • Tricotilomanía. Es el impulso de tirarse del pelo hasta arrancarlo. En algunos casos va acompañado de tricofagia (ingesta del pelo arrancado)
  • Onicofagia. Se trata de un hábito compulsivo que lleva a la persona a morder y comerse las uñas.

Tratamiento de la impulsividad

Un componente importante en el tratamiento del control de impulsos es el aprendizaje de técnicas de relajación y la práctica del mindfulness (atención plena)  para ayudarte a lidiar con la ansiedad y la sensación de urgencia. El mindfulness funciona muy bien con este tipo de trastornos porque mejora la capacidad de autocontrol al mejorar la función ejecutiva del cerebro.

No obstante, como los problemas del control de los impulsos suelen tener una evidente manifestación comportamental, también se recurren a técnicas cognitivo-conductuales:

  • Enseñar a detectar las primeras señales de tensión, para lograr controlarlas a tiempo.
  • Mostrar cómo tomar distancia de los pensamientos, sensaciones y emociones, de manera que estos no controlen automáticamente la conducta.
  • Trabajar para modificar los pensamientos, creencias y actitudes disfuncionales que refuerzan la impulsividad.